La rinoplastia permite cambiar la punta de la nariz, el dorso, los orificios nasales, corregir problemas congénitos y respiratorios. Puede realizarse con fines funcionales o estéticos, logrando una mayor armonía en el rostro. La intervención consiste en separar la piel de la estructura osteocartilaginosa para que el cirujano pueda esculpir sobre el hueso y el cartílago la forma deseada y volver a reacomodar la piel sobre la nueva estructura. Las técnica empleada por el cirujano puede ser abierta como cerrada, dependiendo del criterio del cirujano y la necesidad del paciente.
Mejora el aspecto de la nariz
Mejora problemas nasales, como desviación de tabique nasal
Incrementa la autoestima del paciente
Normalmente, las cicatrices no son visibles
La intervención
Esta cirugía puede ser de tipo abierta o cerrada. La diferencia depende del lugar donde se hace la incisión. En la cerrada, el médico accede a los huesos y cartílagos por medio de incisiones en el interior de las fosas nasales. En el caso de la rinoplastia abierta se accede a los huesos y cartílagos nasales a través de la punta nasal, por lo quedará una pequeña cicatriz.
La intervención
Esta cirugía puede ser de tipo abierta o cerrada. La diferencia depende del lugar donde se hace la incisión. En la cerrada, el médico accede a los huesos y cartílagos por medio de incisiones en el interior de las fosas nasales. En el caso de la rinoplastia abierta se accede a los huesos y cartílagos nasales a través de la punta nasal, por lo quedará una pequeña cicatriz.
Cuidados después de la intervención
Se debe llevar tapones nasales durante 2 días y un yeso nasal durante 1 semana, después de este tiempo se pueden reanudar las actividades cotidiana. En ese tiempo se recomienda la toma de antiinflamatorios y antobióticos para minimizar el riesgo de infección e hinchazón. Asimismo, se deberá evitar la exposición al sol, llevar gafas, practicar ejercicio físico, beber alcohol, fumar, etc.
Contraindicaciones
Se desaconsejada en mujeres embarazadas, en periodo de lactancia, en pacientes con problemas circulatorios, cardiovasculares, respiratorios o de coagulación, ni en personas con enfermedades autoinmunes, metabólicas o sistémicas.